
Oración Inicial
«San José, que con amor trabajaste la madera para en esta vida, vida pasajera, a tu familia el pan de cada día proveer. Oh san José, ahora en el cielo con Cristo, que extendido en el madero en el que vida eterna al hombre dio, enséñanos a reconocer, en el quehacer de cada día el camino hacia Dios».
Los misterios (mirando con los ojos de san José)
PRIMERA OPCIÓN
Hace énfasis en contemplar los acontecimientos de la vida de Jesús de los que José fue testigo directo:
Cada misterio se anuncia en las cuentas que separan cada grupo de siete (o cinco) cuentas, en cada cuenta rezaremos un Ave José.
La anunciación a José (Mateo 1:18-21). Contemplamos el gozo de José al recibir el encargo de tomar a María, Virgen, como esposa quien llevaba en el seno a Jesús.
«Dios te salve José, lleno de la gracia divina.
Entre tus brazos descansó El Salvador y ante tus ojos creció.
Bendito eres entre todos los hombres,
y bendito es Jesús, el hijo divino de tu Virginal Esposa.
San José, padre adoptivo de Jesús,
ayúdanos en nuestras necesidades familiares, de salud y de trabajo,
hasta el fin de nuestros días, y socórrenos a la hora de nuestra muerte. Amén».
El nacimiento de Jesús (Mateo 2:1-12; Lucas 2:1-20). Contemplamos a José hombre, con el encuentro de lo divino, testigo de los coros de ángeles y de la presencia de la grandeza de Dios en el nacimiento de Jesús.
«Dios te salve José, lleno de la gracia divina.
Entre tus brazos descansó El Salvador y ante tus ojos creció.
Bendito eres entre todos los hombres,
y bendito es Jesús, el hijo divino de tu Virginal Esposa.
San José, padre adoptivo de Jesús,
ayúdanos en nuestras necesidades familiares, de salud y de trabajo,
hasta el fin de nuestros días, y socórrenos a la hora de nuestra muerte. Amén».
La circuncisión y la atribución del nombre de Jesús (Lucas 2:21, Mateo 1:20-21). Contemplamos a José fiel cumplidor de la voluntad y de la ley de Dios.
«Dios te salve José, lleno de la gracia divina.
Entre tus brazos descansó El Salvador y ante tus ojos creció.
Bendito eres entre todos los hombres,
y bendito es Jesús, el hijo divino de tu Virginal Esposa.
San José, padre adoptivo de Jesús,
ayúdanos en nuestras necesidades familiares, de salud y de trabajo,
hasta el fin de nuestros días, y socórrenos a la hora de nuestra muerte. Amén».
La presentación en el Templo (Lucas 2:22-38). Contemplamos a José devoto padre que acompaña a su hijo en el inicio de su vida religiosa.
«Dios te salve José, lleno de la gracia divina.
Entre tus brazos descansó El Salvador y ante tus ojos creció.
Bendito eres entre todos los hombres,
y bendito es Jesús, el hijo divino de tu Virginal Esposa.
San José, padre adoptivo de Jesús,
ayúdanos en nuestras necesidades familiares, de salud y de trabajo,
hasta el fin de nuestros días, y socórrenos a la hora de nuestra muerte. Amén».
La huída en Egipto (Mateo 2:13-15). Contemplamos a José valeroso, jefe de familia que en momento de adversidad no duda en poner a su familia a salvo.
«Dios te salve José, lleno de la gracia divina.
Entre tus brazos descansó El Salvador y ante tus ojos creció.
Bendito eres entre todos los hombres,
y bendito es Jesús, el hijo divino de tu Virginal Esposa.
San José, padre adoptivo de Jesús,
ayúdanos en nuestras necesidades familiares, de salud y de trabajo,
hasta el fin de nuestros días, y socórrenos a la hora de nuestra muerte. Amén».
El regreso a Nazaret (Mateo 2:23). Contemplamos a José, confiado en la palabra del Señor que regresa y dedica su vida no solo a ganar el sustento para ella sino también a la educación de Nuestro Señor.
«Dios te salve José, lleno de la gracia divina.
Entre tus brazos descansó El Salvador y ante tus ojos creció.
Bendito eres entre todos los hombres,
y bendito es Jesús, el hijo divino de tu Virginal Esposa.
San José, padre adoptivo de Jesús,
ayúdanos en nuestras necesidades familiares, de salud y de trabajo,
hasta el fin de nuestros días, y socórrenos a la hora de nuestra muerte. Amén».
El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo (Lucas 2:44-46). Contemplamos a José, padre como cualquiera que sufre con las decisiones de su hijos pero confía plenamente en los designios del Señor.
«Dios te salve José, lleno de la gracia divina.
Entre tus brazos descansó El Salvador y ante tus ojos creció.
Bendito eres entre todos los hombres,
y bendito es Jesús, el hijo divino de tu Virginal Esposa.
San José, padre adoptivo de Jesús,
ayúdanos en nuestras necesidades familiares, de salud y de trabajo,
hasta el fin de nuestros días, y socórrenos a la hora de nuestra muerte. Amén».
Oración final:
«Salve, José, hombre justo, Dios te escogió como esposo de María y Jesús te honró con el nombre de padre.
Salve, custodio del Redentor y protector de la Iglesia universal,
Protege nuestras familias y asístenos en la hora de la muerte. Amén».
SEGUNDA OPCIÓN
Resalta las virtudes de este santo entre los santos:
Primera virtud de san José
«Por el tiempo que a María esperaste, danos la virtud para en silencio pacientemente esperar, esto es danos la paz».
Un Padrenuestro y cinco (o siete, dependiendo del rosario) Ave José:
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
«Dios te salve, oh José, esposo de María, ¡lleno de gracia! Jesús y su Madre están contigo: bendito tú eres entre todos los hombres y bendito es Jesús, el Hijo de María. Amén.
San José ruega por nosotros, los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.»
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Jaculatoria: Amado san José haz crecer en mí la fe, que en ella buscaré, la esperanza y caridad.
Segunda virtud de san José
«Por aceptar en castidad para María desposar, danos la virtud para vivir en pureza y castidad».
Un Padrenuestro y cinco (o siete, dependiendo del rosario) Ave José:
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
«Dios te salve, oh José, esposo de María, ¡lleno de gracia! Jesús y su Madre están contigo: bendito tú eres entre todos los hombres y bendito es Jesús, el Hijo de María. Amén.
San José ruega por nosotros, los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.»
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Jaculatoria: Amado san José haz crecer en mí la fe, que en ella buscaré, la esperanza y caridad.
Tercera virtud de san José
«Por aceptar la paternidad de Jesús, danos la virtud para solo hacer la voluntad de Dios».
Un Padrenuestro y cinco (o siete, dependiendo del rosario) Ave José:
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
«Dios te salve, oh José, esposo de María, ¡lleno de gracia! Jesús y su Madre están contigo: bendito tú eres entre todos los hombres y bendito es Jesús, el Hijo de María. Amén.
San José ruega por nosotros, los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.»
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Jaculatoria: Amado san José haz crecer en mí la fe, que en ella buscaré, la esperanza y caridad.
Cuarta virtud de san José
«Por el día que todo dejaste para tu Hijo salvar, danos la virtud para cumplir lo que Dios pida y vivir, como tú, en santa obediencia».
Un Padrenuestro y cinco (o siete, dependiendo del rosario) Ave José:
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
«Dios te salve, oh José, esposo de María, ¡lleno de gracia! Jesús y su Madre están contigo: bendito tú eres entre todos los hombres y bendito es Jesús, el Hijo de María. Amén.
San José ruega por nosotros, los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.»
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Jaculatoria: Amado san José haz crecer en mí la fe, que en ella buscaré, la esperanza y caridad.
Quinta virtud de san José
«Por el día que tú Hijo encontraste hablando con sabiduría y callaste, danos la virtud de callar y aprender a escuchar al que en nombre de Dios habla».
Un Padrenuestro y cinco (o siete, dependiendo del rosario) Ave José:
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
«Dios te salve, oh José, esposo de María, ¡lleno de gracia! Jesús y su Madre están contigo: bendito tú eres entre todos los hombres y bendito es Jesús, el Hijo de María. Amén.
San José ruega por nosotros, los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.»
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Jaculatoria: Amado san José haz crecer en mí la fe, que en ella buscaré, la esperanza y caridad.
Oración final
Luego de los misterios podemos utilizar cualquiera de las siguientes oraciones, seguidas de las letanías a san José:
«Acuérdate, oh castísimo esposo de la Virgen María, san José, mi amable protector, que nunca se oyó decir, que alguno de aquellos que invocaron tu protección e imploraran tu socorro, hubiese quedado sin consuelo.
Lleno de confianza, me presento ante ti y me encomiendo con fervor a tu patrocinio. No desatiendas mis oraciones, oh padre adoptivo del Redentor, mas bien escúchalas y acógelas. Amén».
También puedes hacer esta:
«¡Oh Dios, que con inefable providencia te dignaste elegir a san José para esposo de tu Santísima Madre; te rogamos nos concedas tenerlo como intercesor en el cielo, ya que lo veneramos como protector en la tierra. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén».
«Gloria al Padre, al hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén».
Letanías a san José
«Señor, ten misericordia de nosotros (bis)
Cristo, ten misericordia de nosotros. (bis)
Señor, ten misericordia de nosotros. (bis)
Cristo óyenos. (bis)
Cristo escúchanos. (bis)
Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Santa Trinidad, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros.
San José, ruega por nosotros.
Ilustre descendiente de David, ruega por nosotros.
Luz de los Patriarcas, ruega por nosotros.
Esposo de la Madre de Dios, ruega por nosotros.
Casto guardián de la Virgen, ruega por nosotros.
Padre nutricio del Hijo de Dios, ruega por nosotros.
Celoso defensor de Cristo, ruega por nosotros.
Jefe de la Sagrada Familia, ruega por nosotros.
José, justísimo, ruega por nosotros.
José, castísimo, ruega por nosotros.
José, prudentísimo, ruega por nosotros.
José, valentísimo, ruega por nosotros.
José, fidelísimo, ruega por nosotros.
Espejo de paciencia, ruega por nosotros.
Amante de la pobreza, ruega por nosotros.
Modelo de trabajadores, ruega por nosotros.
Gloria de la vida doméstica, ruega por nosotros.
Custodio de Vírgenes, ruega por nosotros.
Sostén de las familias, ruega por nosotros.
Consuelo de los desgraciados, ruega por nosotros.
Esperanza de los enfermos, ruega por nosotros.
Patrón de los moribundos, ruega por nosotros.
Terror de los demonios, ruega por nosotros.
Protector de la Santa Iglesia, ruega por nosotros.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: escúchanos, Señor,
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: ten misericordia de nosotros».
Conclusión
Concluimos el rosario a san José haciendo la señal de la cruz.