
Estamos en el umbral. El año que estamos viviendo se habrá ido en unas horas. Un año nuevo nos espera a la puerta. Dejamos atrás todo el peso del pasado y para permanecer abiertos.
Llevamos hacia delante lo aprendido, dejamos atrás los reproches y lo enfermizo. Quien no puede olvidar, quien no puede perdonar, permanece esclavo del pasado. Quien no aprende de sus propios errores se queda sin futuro. Quien quiere asegurarse y ganar la vida, la pierde.
El tiempo nos muestra que el dinero y el éxito no pueden asegurarnos nada de lo que vale la pena vivir. Lo que no pasa, lo que queda, es el amor que hemos dado y recibido. Lo que queda son los amigos que hemos encontrado y a quienes les hemos regalado tiempo. Lo que queda es la apertura y la alegría de esperar los instantes en los que podremos experimentar que aún tenemos tiempo, tiempo para ser mejores, tiempo para ser distintos, tiempo para ser màs.
Un año nuevo, todavía abierto es una promesa y un signo de Dios. Dios nos revela así que solo el futuro y la eternidad guardan la plenitud de nuestra vida. Dicho de otra manera: hoy, ya podemos disfrutarla si dejando atrás lo viejo y renovando la apertura a lo nuevo, nos atrevemos a disfrutar la vida como anticipo de la eternidad.
Que Dios nos conceda a todos un muy feliz año 2023. En este inicio de año, nos uniremos en la oración los unos por los otros. Les envío a todos mis saludos, mi afecto, mi cercanía y los deseos de un feliz y bendecido año nuevo, bendecido en la verdad.
Pbro. Fernando Pereira Chaparro
Director Editorial Radio María Uruguay
